viernes, 23 de septiembre de 2011

En destino

Antes de seguir copiando lo que anoté en mi cuaderno de viaje quiero anunciar que ya se han vendido todas las pulseras que traje para recaudar dinero, así que salen para Koforidua 250 euros que ya os contaré en qué se gastan. Mil gracias a todos!!!!
Ahora si, continúo:

Koforidua es un sitio acogedor, no muy grande, con lo que al cabo de aproximadamente una semana te sientes cómodo moviéndote solo. La gente es increíble, por supuesto hay excepciones como en todas partes pero yo considero haber tenido mucha suerte. Amables, no piden demasiado, tan sólo con hablar un par de cosas en Twi les tienes ganados.

Son curiosos, allá dónde vas te gritan "obruníiiiii" (que significa blanco-a), te tocan, te hablan, quieren saber qué haces allí. Sólo hay que saludarles con la mano o sonreírles, es así de simple, vamos casi casi como es España jajajaja.

En una ocasión me encontré con un niño que en cuanto me vio se puso a llorar, ¡era la primera vez que veía a una obruní! y claro, debió parecerle algo horroroso.

La familia con la que me quedé era un encanto, los padres, él R y ella L ambos maestros, el hijo mayor O de 14 estudiaba en un internado, pero durante mi estancia estaba en la casa para las vacaciones de verano. Tenían además una hija de seis años A. Con ellos vivía D, la chica de servicio que tenía 15 años. La familia la había adoptado, le pagaban el colegio y a cambio ella se encargaba de las labores de la casa. Al principio me pareció horrible, una niña de 15 años trabajando de criada para una familia de clase media ”ghanesa” (no olvidemos que la clase media allí nada tiene que ver con la de España) pero después te das cuenta de que es una chica afortunada porque podrá seguir estudiando y vivir mucho mejor que si se hubiese quedado en la aldea de la que venía.

Me gustaba hablar mucho con D y me di cuenta de que era feliz y eso es lo importante. No tenía padres y la única familia que le quedaba eran los abuelos. Lavábamos la ropa juntas (aún recuerdo cómo me sangraban los nudillos!!!! y mientras ella me hacía mil preguntas sobre Europa, preguntas curiosas que jamás se me hubiesen ocurrido. Llamaba a R y L papá y mamá. Soñaba con ser enfermera algún día. Aprendí mucho de ella y de mi familia, no podría haber estado mejor.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Fotos

Aquí os dejo algunas fotos de Koforidua


Es admirable cómo llevan cosas sobre la cabeza,he llegado a ver personas con troncos de palmera larguísimos.

Los atardeceres más bonitos que he visto.

De las pocas carreteras asfaltadas y decentes que te puedes encontrar.

Niños trabajando.


No estoy en contra de que los niños trabajen en Ghana. Me explico: en muchos casos es necesario porque ayudan a la economía de sus familias, pero por supuesto hay trabajos y trabajos y edades para empezar a trabajar. Puede sonar duro, pero no es comparable a nuestros niños. Ójala algún día la mayor preocupación de los niños Ghaneses sea estudiar y jugar.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Primeras impresiones

Después del primer post, continúo con las notas que fuí tomando en la libreta, sigo con primeras impresiones:

Intento amoldarme lo más rápidamente posible. Usar la mano derecha para todo resulta complicado para una zurda, pero es lo que hay y no quiero que se sientan ofendidos.

Aquí todo huele, creo que voy a desarrollar de manera extraordinaria el sentido del olfato. En un instante se puede pasar del olor más repulsivo al más irresistible y viceversa y todo en cuestión de segundos.

Usar repelente de mosquitos es puro trámite, pican a través de la ropa, sobre todo temprano, cuando aún no hace calor. Por la noche lo llevo mejor porque con la mosquitera duermo muy bien.

Se habla inglés, es cierto, pero mucha gente, sobre todo la gente de las aldeas y la que no ha ido al colegio solamente hablan twi, así que como reto personal voy a aprender tanto twi como sea posible. Otro de los retos es aprender a llevar cosas sobre la cabeza para tener las manos libres.

Como con las manos como ellos, me sentía ridícula usando cubiertos mientras ellos no los utilizan. La comida es picante. No comen con agua, dicen que el agua te llena, así que la toman entre horas y a la hora de comer es todo sólido.

El reloj sirve para bien poco. Los ghaneses se lo toman todo con mucha calma y lo mejor es hacer como ellos o te vuelves loca. Todo un reto personal, yo que odio la impuntualidad… pero lo llevo muy bien.

Por fin he hecho mi primer trayecto largo en trotro. No sé muy bien por dónde empezar. De Accra a Koforidua hay 3 horas y media, quince personas apretadas y con la maleta sobre las piernas, ¡qué dolor! Desde luego todo aquel que viaja en Ghana y llega sano y salvo tiene un ángel de la guarda, de verdad que se pasa miedo en la carretera (y digo carretera por llamarlo de algún modo) El camino era precioso, muy verde, y de la nada aparecían poblados. No hay expresión que haga justicia a lo que he visto. Ha habido momento en los que no podía evitar que cayese alguna lágrima, lo único que podía pensar era: no es justo, no es justo. Esta gente está dejada de la mano de Dios y es precisamente a Dios a quien agradecen lo poco que tienen todos los días. Es increíble la fe de esta gente, admirable. Los niños de los poblados del camino estaban sucios, con las camisetas rotas, cargando cosas pesadísimas sobre sus cabezas, trabajando. Las casa no eran ni siquiera chabolas y muchas de ellas construidas con arcilla roja estaban destrozadas por las lluvias.

Y por fin llegué a Koforidua para conocer a la familia que me acogió como a un miembro más y tanta otra gente maravillosa que han cambiado mi vida e hicieron de mi viaje una experiencia única.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Visión general

Como ya dije, a continuación copio lo que en su día escribí en mi libreta. Con esta primera entrada pretendo que os pogías en situación y os hagáis una idea de cómo funcionan las cosas en el pais. Ahí va:


La llegada fue impactante. Bajé del avión y entramos en un edificio del aeropuerto. Caos total. Una sala enorme asfaltada con un montón de gente alrededor de dos mesas muy largas. Papeles por el suelo y las mesas y ni rastro de nadie que trabajase allí para orientarme. Al fondo, colas interminables de gente esperando el control y arriba un letrero que dice Akwaba (bienvenido en Twi que es junto con el inglés la legua más hablada).



Me puse en la cola y rellené por inercia uno de los papeles que había sobre la mesa y de ahí a esperar. Tardé hora y media en que me atendiesen. Después fui a por las maletas donde reinaba la ley del más fuerte. La gente se empujaba sin guardar orden, gritaban en Twi y se lanzaban a por sus maletas. Yo intentaba abrirme paso para llegar a las mías. Toda una aventura bajarlas de la cinta y subirlas al carrito. ¡Y a la siguiente cola! Por suerte no me registraron las maletas y no me entretuvieron pero todavía quedaba otra cola más para demostrar que las maletas que me llevaba eran las mías, entre unas cosas y otras tardé tres horas en salir del aeropuerto.



El país es como dijo una compañera: un caos muy bien organizado.
En Ghana nadie usa cinturón de seguridad, muchos de los coches ni lo tienen. Muy poca gente tiene vehículo propio. Para desplazarse la gente utiliza el trotro (una especie de furgoneta en la que se meten tantas personas como caben) o el taxi (compartido claro, hasta que no se llena no sale). Los taxis hacen rutas, como los autobuses, así que simplemente hay que subir en el taxi que va al barrio que se desea. Los conductores no tienen el coche en propiedad, le alquilan el taxi al propietario y después deben darle un porcentaje de lo que ganan al día. Al usuario el taxi le cuesta unos 25 céntimos de euro o 40 si se va más lejos.
Mi primer trayecto en taxi es para recordar: el conductor paró dos veces para echar agua sobre el motor. Cuando fui a subir las maletas, dentro del maletero había en altavoz enorme que sonaba muy sucio y todo volumen con la versión Ghanesa de lo que vendría a ser música de la ruta del bakalao. Baches y más baches, frenazos…
Los conductores se saltan los semáforos, para adelantar no se utiliza el intermitente, dan 3 ó 4 pitidos cortos y adelantan; si otro coche viene en dirección contraria debe también arrimarse a su derecha.



El significado de la palabra bache no existe hasta que no vas a Ghana, se puede circular por cualquier sitio, parar en medio de la calle, cruzar y hacer cambios de sentido donde a uno le plazca. La norma es que no hay normas y si las hay, nadie las respeta.
No hay aceras, así que los peatones circulan por todas partes. Un sábado a las seis de la mañana las calles ya están llenas.



Mi primer día pasó muy despacio. Me día mi primera de las muchas duchas de agua fría que tuve, desayuné té con leche (leche en polvo claro), comí un trozo de pan con algo marrón dentro que no me atrevía preguntar qué era. No estaba ni bueno ni malo, había que comer.
Recibí la visita de Oscar, que estaba de voluntariado en African Angel y salimos a tomar un refresco. Probé el Alvaro (llana, no esdrújula), una bebida de pera con gas.



La perspectiva de la ciudad por la noche es muy diferente. Accra es como un macro botellón: gente caminando, comiendo y bebiendo en las calles, vagando al parecer sin rumbo… Coches por todas partes, ruido y oscuridad, solamente iluminada por las lamparitas de aceite que usan los vendedores en los kioscos de uralita que sirven de tienda de cualquier cosa.

sábado, 3 de septiembre de 2011

De vuelta

Llegué hace cinco días. Por desgracia algo pasa con mi cámara que no he podido descargar las fotos. Con un poco de suerte, "Dani Manitas" echará un vistazo a ver qué se puede hacer. No quiero ni pensar en la opción de no tener fotos.

Echo de menos Ghana cada día, sobre todo a los niños. Vuelvo con la satisfacción de un trabajo bien hecho y un dinero bien gastado. Como el acceso a internet era muy limitado fui escribiendo todo en una libreta y ahora, poco a poco iré pasándolo al blog para que podáis leer dónde está vuestro dinero y cómo se ha gastado y sobre todo, lo mucho que habéis hecho por los peques del orfanato.

Simplemente os pido un poquito de paciencia hasta que ponga toda mi vida en orden de nuevo.

Me dase (gracias) y Da yie (buenas noches)