Un grupo de voluntarios decidimos sacar a los niños del orfanato por un día y llevarlos de excursión. La gran mayoría no han salido de la parcela de Akwadum CV, podéis imaginar lo nerviosos que estaban,era un gran acontecimiento y lo recuerdo como uno de los días más felices a pesar del viento y de la lluvia de ese día.
Reunimos dinero entre todos para alquilar un trotro que nos llevase y para preparar comida para todos. Nos llevamos a los 9 niños del orfanato y a Kwame y Kwabena.
Cómo no, fueron dos horas de camino hacinados en el trotro. Yo llevaba encima a Nanazen, el más peque del orfanato. La noche anterior no habían pegado ojo de la emoción, así que se pasó todo el viaje dormido y estaba tan relajado que... se me hizo pipi encima!!!! jajaja, dos veces!! Lo bien que se lo pasaron los demás no tiene precio.
Eso pasa en España y cambiamos al niño de ropa, o paramos el viaje un momento, pero en Ghana no, me dieron una toalla para secarme sobre la que senté al peque encima y la verdad una vez seco no me acordé del pipi, eso era lo de menos.
Llegamos al jardín botánico de Aburi, un sitio precioso y nos resguardamos bajo una pérgola (único sitio bajo techo) para comer. Llevamos globos, pelotas, puzzles y un freesbe. La lluvia nos dió igual y estuvimos corriendo por el jardín y jugando hasta la hora de la visita guiada por los jardines.
Como siempre, Kwame y Kwabena guardaban silencio en un segundo plano. Fuimos a buscar sillas y querían cargar con todo. Les tuve que explicar que les había llevado allí para que disfrutaran porque eso es lo que los niños deben hacer, no para que sirvieran a nadie ni trabajaran. Tuve que volver a llenarles el plato de comida porque mientras los demás se lanzaban a por más, ellos callaban tímidamente. Jamás he conocido a unos niños sin educación formal más respetuosos y más bien educados que ellos. Cuando por fin se relajaron disfrutaron como loco con la pelota.
Las caras de los niños lo decían todo, comieron y repitieron, tomaron helado, disfrutaron, jugaron... no hacía falta más.
El camino de vuelta fue en silencio, estábamos todos agotados pero felices. Por supuesto la excursión fue el tema de conversación durante mucho tiempo en el orfanato.
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